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Verificado por Psychology Today

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5 indicadores de que eres blanco de envidias

Focos rojos que señalan al monstruo de ojos verdes.

KJNNT Getty Images
Source: KJNNT Getty Images

Si alguna vez obtuviste reconocimiento por un logro o hito significativo, probablemente te ha confundido la decepción de que tu victoria no conmoviera a todos aquellos que presenciaron el sacrificio y la ética laboral que requirió. Sin advertencia, incluso las personas que nos aman más pueden, en ocasiones, sentir envidia hacia nosotros, y así de inesperadamente, las personas que apenas nos conocen también pueden mostrarse envidiosas.

Y peor aún, ser una persona modesta que no presume posesiones materiales codiciadas o símbolos de estatus no necesariamente te protege de ser un blanco. Cuando posees ciertas características personales envidiables que obtienen atención, rasgos como carisma, creatividad o autodisciplina, simplemente ser tú mismo son suficientes para hacer que algunos individuos te resientan.

A continuación, profundizo sobre varios indicadores de envidia y desarrollo el contexto psicológico de estos focos rojos. Cada análisis ofrece una explicación de por qué y cómo la comparación, competitividad, inseguridad y narcisismo suelen abrumar a las personas que son particularmente susceptibles a las envidias. En muchas instancias, su baja autoestima, con frecuencia enmascarada como bravuconería o condescendencia, despierta conflictos y tensiones innecesarias.

Si eres el blanco de envidias, probablemente te has preguntado por qué alguien pasaría más tiempo haciéndote menos que atendiendo su propia baja autoestima y trabajando hacia su satisfacción interna y empoderamiento propio. Los ejemplos a continuación brindan entendimiento sobre qué tan desempoderados e irracionales se pueden volver los individuos a causa de la envidia.

1. Cambian por completo cuando otros te felicitan o te dicen un cumplido.

La envidia es una emoción tan común y universal que incluso los ángeles entre nosotros son susceptibles a ella. No ayuda que al vender ilusiones de perfección, las industrias de belleza y medios implantan un grado de inseguridad en todos nosotros.

La implicación para reconocer la envidia en los demás es que probablemente no son conocidos como bullies o malas personas. En su lugar, la envidia puede manifestarse como una reacción hacia ti que con frecuencia parece estar completamente fuera de sintonía con la personalidad de alguien. En ambientes sociales, probablemente nunca le has visto acosar o molestar a otros, tal vez incluso te trata cordialmente. Sin embargo, tal vez también notas que se activa un interruptor cuando otros te cubren de atención. Conforme los demás te halagan y felicitan con entusiasmo, repentinamente parecen carecer de expresiones o estar molestos e impacientes.

Heráclito dijo, “nuestra envidia dura más que la felicidad de aquellos que envidiamos”. Pero, para los individuos susceptibles a la envidia, las inseguridades detonadas pueden hacer que un solo momento se sienta ineludible, tanto que rápidamente pierden perspectiva, reaccionan en modo de luchar o escapar y su personalidad cambia notoriamente.

2. Están comprometidos con poner tu trabajo bajo escrutinio y malentender tus intenciones.

En un esfuerzo por cambiar la falta de balance en sus mentes, una desesperación por eclipsar a su blanco podría llevar a algunas personas susceptibles a la envidia a justificar un escrutinio implacable y comportamiento asediante. Con frecuencia parece que están esperando con paciencia y ansias que su blanco cometa un error humillante, especialmente de manera pública, y aprovechan cada oportunidad para corregir y condenarlo.

Una vez que “atrapan” o “descubren” a sus blancos, una táctica común es patologizarlos. Esto suele verse como un rechazo de los esfuerzos sinceros de sus blancos a disculparse o responsabilizarse, así como atribuirle la culpa de manera desproporcionada a su personalidad o inteligencia, en lugar de al contexto legítimo, también conocido como error de atribución fundamental. La meta es racionalizar la incapacidad supuesta de su blanco, y su propia supuesta superioridad, al anular la complejidad, contradicción, falibilidad y matices de su blanco a pesar de que son características inherentes a todos los seres humanos.

Su compromiso por malentender a su blanco no deja espacio para la benevolencia. Y particularmente en posiciones de autoridad y poder, pueden forzar a su blanco a superar obstáculos interminables estableciendo estándares cada vez más altos, sin ninguna intención de sentirse satisfechos en algún momento.

3. Usan ataques ad hominem y estereotipos para desacreditar o subestimar tu inteligencia, habilidades y/o talento.

¿Qué pasa cuando incluso las lentes buscadoras de déficits sumamente afiladas de una persona destructivamente envidiosa no puede encontrar defectos en el carácter o trabajo de su blanco o cuando su blanco parece perfectamente capaz de enfrentar el desafío cada vez que pone obstáculos injustamente? Entonces suelen empezar a atacar rasgos personales que no tienen nada que ver con lo que sea que envidien de su blanco, incluso recurriendo a prejuicios y sesgos.

Por ejemplo, un escritor que envidia a una prolífica escritora feminista podría cuestionar públicamente si se merece el reconocimiento o la inclusión en el canon, basándose en que sus 10 libros que han roto récords de ventas se enfocan exclusivamente en el género. Aún así, no hay correlación entre el género y la habilidad de un escritor. Un cantante establecido podría establecer que un músico joven y popular carece de entrenamiento formal, o que no tiene el “aspecto” correcto a pesar de que claramente no necesitan atraer elogios.

Una persona envidiosa que no puede encontrar “defectos” legítimos en su blanco intentará restar la simpatía de su blanco o buscar humillarlos valiéndose de cualquier crítica. Que sus críticas sean sesgadas o irrelevantes no les parece importante.

4. Romantizan tu vida o asumen que son más merecedores de tu éxito porque tú no tuviste que esforzarte tanto.

Aquellos que asumen que tu vida y éxitos no han requerido de esfuerzo usualmente nunca se alegran tanto por ti como esperarías, porque, para empezar, no pueden ver algo notable en tus logros, crecimiento o progreso. En particular, aquellos que se sienten avergonzados por quiénes son y odian sus propias vidas, solamente serán capaces de escudriñar tu suerte o privilegio, incluso cuando ellos mismos se benefician de ventajas que tú nunca tuviste.

Lo mismo suele ser cierto para las personas que batallan por humanizar a quienes idealizan. Usualmente no está claro que su admiración está muy cerca de la envidia, hasta que el objeto de su afecto afirma un límite u opinión que desafíe sus proyecciones romantizadas. Repentinamente, se lanzan al extremo opuesto.

Y, en cuanto a tus logros ganados con esfuerzo, nunca parecen entender el valor, la disciplina y el sacrificio que invertiste en hacer realidad tus sueños. Tienden a asumir que tu camino en la vida ha sido carente de obstáculos.

5. Te sobajan mientras copian tus características, estilo o trabajo.

Un rasgo irónico de aquellos susceptibles a la envidia es que suelen copiar las mismas cosas que critican sobre sus blancos, ya que siempre están prestando atención muy de cerca y suelen ser competitivos y estar desesperados por validación. De hecho, la investigación han demostrado que la envidia puede incrementar la probabilidad de recordar correctamente más detalles sobre una persona que envidias, muy por encima que sobre las personas que no envidias, incluso al grado en el que la envidia interfiere con la cognición racional (Hill, DelPriore, y Vaughn, 2011).

En consecuencia, los individuos competitivos que buscan ser admirados o envidiados podrían exhibir un comportamiento paradójico de copiar los hábitos, estilo o trabajo de los blancos que socavan. En un esfuerzo por librarse de sus sentimientos de insuficiencia, sin tener que atender los problemas subyacentes, se preocupan por comparaciones sociales de su propio estatus contra el valor percibido de su blanco. El resultado final son intentos de superar al otro, lo que suele darles la imagen de estarse esforzando por “seguirle el paso” a su blanco y usar al blanco que socavan en privado como el mismo criterio para elevar su imagen social o pública.

Imagen de Facebook: Josep Suria/Shutterstock

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Araya Baker, M.Phil.Ed.

El Mtro. Araya Baker es consejero educador, suicidólogo y analista político.

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