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Verificado por Psychology Today

Resiliencia

Permite que tus hijos sientan frustración, te lo agradecerán

Permitir que los niños resuelvan sus propios desafíos genera confianza y agencia

Los puntos clave

  • La frustración óptima enhebra la aguja entre muy poco y demasiado apoyo de los padres.
  • Si resolvemos los desafíos de nuestros hijos por ellos, no aprenderán a navegar en un mundo difícil.
  • Padres bien intencionados despejan los obstáculos, que puede ser contraproducente para los niños más adelante.
  • El amor y el apoyo, no simplemente resolver el problema, pueden alentar a los niños a enfrentar los desafíos.
Erika Wittlieb / Pixabay
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Erika Wittlieb / Pixabay

Esta publicación analiza los beneficios de permitir que la vida sea un desafío apropiado para nuestros hijos.

Este proceso se conoce en el campo de la psicología como frustración óptima, que fue acuñado en 1971 por Heinz Kohut, el psicoanalista estadounidense nacido en Austria. La idea es relativamente simple, aunque la práctica es mucho más matizada.

A medida que nuestros hijos crezcan, seremos tentados a hacerles la vida lo más fácil posible. En general, esto se debe al amor por ellos, pero el sentido de competencia de los padres o los conflictos infantiles no resueltos también pueden desempeñar un papel. Cualquiera que sea la razón, estas estrategias tienden a ser contraproducentes y, en última instancia, dejan a nuestros hijos sin las herramientas necesarias para manejar la inevitable adversidad del mundo.

En un lado del continuo, existe negligencia en la que los niños no reciben el enriquecimiento, el amor y el apoyo que necesitan para desarrollar al máximo sus habilidades innatas. Para estos niños, la vida es una frustración tras otra, y está trágicamente lejos de ser óptima.

El otro lado del rango de crianza también puede ser insidioso para el desarrollo de un niño, aunque pasa desapercibido, a menos que haya algo que lo saque a la luz, como el reciente escándalo de admisiones a la universidad donde padres adinerados y con estatus se aseguraban que sus hijos entraran a las mejores universidades aún sin tener las capacidades necesarias. Esta forma de crianza, denominada coloquialmente crianza quitanieves, es cuando los padres eliminan todos los obstáculos en el camino de sus hijos para mantener su camino tranquilo y despejado.

Por supuesto, todos sabemos que un camino nunca permanece despejado por mucho tiempo. Surgirán obstáculos y tenemos que considerar si nuestros hijos podrán superarlos cuando no estemos allí para eliminarlos.

La frustración óptima permite que los niños lo averigüen “por sí mismos” y los padres intervienen solo cuando una tarea o situación se vuelve emocional o cognitivamente abrumadora. Incluso entonces, el padre brinda el apoyo suficiente para que el niño experimente una sensación de logro por haber completado la tarea. Esto es similar al concepto de Lev Vygotsky de usar andamios dentro de la zona de desarrollo próximo de un niño para ayudar a avanzar en el aprendizaje.

Hay formas relativamente simples de promover la frustración óptima. Para los niños más pequeños, darles un juguete apropiado para su edad y dejar que averigüen solos su funcionamiento es un ejemplo concreto. Darles a los niños mayores tareas razonables que aumenten gradualmente en complejidad (sin rescatarlos) podría ayudarlos a crecer en responsabilidad.

Para los adolescentes, hacer que ellos mismos aborden las preocupaciones académicas los empoderará, en lugar de que mamá y papá aborden esos problemas por ellos. He visto a algunos adolescentes manejar sus propias citas de terapia. Otros dependen de sus padres hasta bien entrada la universidad (y en algunos casos después) para programar y cancelar citas. Generalmente, el primer grupo está más preparado para enfrentarse al mundo adulto, aunque hay que tener en cuenta las diferencias individuales en los adultos jóvenes.

No hace falta decir que hacer tareas para un niño de cualquier edad generalmente es contraproducente para el crecimiento. Si una tarea o un hito del desarrollo les parece abrumador, hay mucho apoyo emocional que un padre o madre puede brindar sin resolver el problema.

Terminaré con una cita atribuida a Jean Piaget, el renombrado psicólogo infantil, que resume muy bien el problema de la participación adulta bien intencionada en la vida de un niño: “Cada vez que le enseñamos algo a un niño, evitamos que lo invente él mismo”.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Kurt Ela Psy.D.

El Dr. Kurt Ela, es psicólogo clínico y psicoanalista, y profesor asociado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Georgetown.

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