Fútbol americano relacionado a impulsividad y daño cerebral

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Un estudio reciente publicado en Brain Communications sugiere un mayor riesgo de pérdida de sustancia blanca que puede aparecer antes que la encefalopatía traumática crónica (ETC), lo que puede explicar los problemas cognitivos y de comportamiento de los jugadores de fútbol americano que tienen carreras largas.

“Los jugadores de fútbol americano y otras personas expuestas a impactos repetitivos en la cabeza pueden exhibir una constelación de síntomas cognitivos y neuropsiquiátricos en el futuro”, escribieron los investigadores del Centro CTE de la Universidad de Boston que realizaron el estudio. “Si bien las enfermedades basadas en tau, como la encefalopatía traumática crónica, pueden sustentar ciertos síntomas, las contribuciones de patologías no tau de impactos repetitivos en la cabeza son cada vez más reconocidas”.

El fútbol americano es un deporte de contacto popular y uno de los favoritos de los fanáticos. Statista estima que más de 12 millones de estadounidenses mayores de seis años jugaron al fútbol americano en 2021, que consta de 5.23 millones de jugadores de fútbol de tacle y 6.89 millones de jugadores de fútbol de bandera. El fútbol es el favorito de los fanáticos en Estados Unidos, según otra encuesta de Statista de más de 7,900 adultos estadounidenses encuestados durante el período de julio de 2021 a junio de 2022. El fútbol americano fue seguido por el 74.5 % de los fanáticos del deporte en EE. UU., mucho más que otros deportes (56.6 % baloncesto, 50.5% béisbol, 21.6% fútbol, 21.1% hockey, 15.5% tenis, 14.6% automovilismo, 19.7% golf, 16.7% MMA y 23.4% boxeo).

Los riesgos de jugar fútbol americano

Según los investigadores del Centro CTE de la Universidad de Boston, existe un mayor riesgo de disminución de la materia blanca en el cerebro, lo que puede provocar problemas cognitivos e impulsividad para aquellos que comenzaron a jugar fútbol americano a una edad temprana o durante más de 11 años.

“La participación en el fútbol americano está asociada con la exposición a impactos repetitivos en la cabeza (EIR) que pueden provocar conmociones cerebrales sintomáticas y subconmociones cerebrales asintomáticas”, escribieron los científicos. “Estos impactos están asociados con déficits cognitivos y trastornos neuropsiquiátricos más adelante en la vida”.

¿Qué es la materia blanca?

El sistema nervioso central consta de sustancia gris (sustancia grisea) y sustancia blanca (sustancia alba). En el cerebro, la materia gris está en el exterior y la materia blanca en el interior, mientras que en la médula espinal es al revés, la materia blanca rodea a la materia gris en el interior.

La materia gris procesa e interpreta la información en el cerebro. La materia gris se encuentra en la superficie (cortical) y es la capa más externa del cerebro que consiste principalmente en cuerpos celulares redondos y centrales de neuronas. El color gris se debe a los núcleos grises de esos cuerpos celulares. En los seres humanos vivos, la materia gris tiene un tono rosado y pardusco debido a los numerosos capilares.

La materia blanca conecta las células nerviosas (neuronas) y transmite información con impulsos eléctricos de una parte del cerebro a otra. La materia blanca, que se encuentra en los tejidos más profundos del cerebro (subcortical), está compuesta principalmente por fibras nerviosas (axones) que transmiten señales y debe su color a la vaina de mielina, una sustancia grasa de color blanco que rodea los axones.

“La lesión de la sustancia blanca es la patología cardinal de la lesión cerebral traumática aguda, y la exposición a EIR también puede provocar lesiones en la sustancia blanca”, escribieron los científicos. “Los estudios de imágenes con tensor de difusión han encontrado cambios en la sustancia blanca después de solo una temporada de juego de deportes de contacto, incluso en ausencia de una conmoción cerebral diagnosticada clínicamente”.

Riesgo aumentado con las carreras más largas

Los científicos realizaron inmunoensayos en muestras de tejido de materia blanca de la región frontal dorsolateral del cerebro de más de 200 donantes masculinos fallecidos que habían jugado al fútbol. Los investigadores encontraron que la disminución de las proteínas de mielina se asoció con aquellos que jugaron al fútbol durante más de 11 años y con aquellos que comenzaron a jugar al fútbol americano a una edad temprana. “Los resultados sugieren que la disminución de la mielina puede representar un efecto tardío de los impactos repetitivos en la cabeza que contribuye a la manifestación de síntomas cognitivos e impulsividad”, concluyeron los investigadores.

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