Encontrar la felicidad cuando la vida no resultó como planeaste

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A pesar de nuestros mejores esfuerzos, los sueños que tenemos para nuestras vidas no siempre se hacen realidad. Una relación puede desmoronarse; las aspiraciones de una carrera o la paternidad pueden no funcionar; una enfermedad o lesión crónica puede limitar lo que podemos hacer.

Adaptarse a los cambios permanentes y no deseados puede ser abrumador. En el vacío dejado por lo que se perdió, puede ser difícil imaginar un camino alternativo que nos llene de la manera en que el otro podría hacerlo. Pero la investigación sugiere que a menudo somos más resilientes de lo que pensamos, y que la felicidad puede ser posible de maneras que nunca esperábamos. Las siguientes son cuatro estrategias que pueden ayudarnos a abrazar una vida diferente a la que planeamos.

1. Permítete llorar la pérdida de la vida que querías.

Por lo general, pensamos en el duelo en el contexto de la muerte de un ser querido. Aunque diferentes, otros tipos de pérdidas también pueden causar duelo, pero a menudo no se reconocen. La investigación sobre el duelo privado de derechos ha descubierto que cuando el dolor no se reconoce como legítimo en una situación determinada, es menos probable que los que sufren reciban apoyo, lo que puede dañar su salud mental. Como primer paso, simplemente reconocer que una experiencia es una pérdida dolorosa digna de compasión puede recorrer un largo camino.

2. Evita idealizar la vida de otras personas.

Los recordatorios de una pérdida tienden a aparecer en todas partes. Después de una ruptura, por ejemplo, puede parecer que todos los demás están felizmente unidos. Pero los destellos que obtenemos de la vida de los demás pueden ser sesgados, porque las personas a menudo se sienten más cómodas compartiendo las cosas buenas mientras mantienen en privado las cosas más difíciles.

Según la investigación, este desequilibrio nos lleva a subestimar el sufrimiento de los demás, lo que puede hacernos sentir más aislados y menos satisfechos con nuestras propias vidas. Reconocer que no siempre tenemos la imagen completa no solo puede ayudarnos a estar más atentos y apoyar las luchas de los demás; también puede ayudarnos a sentirnos menos solos en las nuestras.

3. Saborea las cosas buenas.

Así como es importante darnos permiso para llorar, sin fecha de vencimiento, es igualmente importante darnos permiso para ser felices, a pesar de la voz que pueda estar en nuestras cabezas diciendo que eso es inconcebible. Después de ciertos tipos de pérdida, es posible que algunas de las actividades que nos trajeron alegría ya no sean posibles, pero podemos encontrar diferentes tipos de alegría en nuevas actividades o una alegría más profunda en las antiguas.

La investigación sugiere que la capacidad de saborear experiencias positivas, incluso cosas simples como pasar tiempo en la naturaleza o tener una buena comida, se asocia con un mayor bienestar. Saborear implica estar presente, prestar atención a lo que estamos experimentando y apreciar el disfrute que nos brinda.

4. Reimagina cómo es una vida plena.

Podríamos esperar navegar sin problemas, pero una vida con desafíos inesperados también puede terminar siendo más significativa. Investigaciones recientes han encontrado que cuando las personas piensan en sus vidas de maneras que se asemejan al Viaje del Héroe, un tipo de estructura de historia que se ve en muchos libros y películas populares, son más capaces de recuperarse en momentos estresantes y sentir un mayor sentido de propósito.

Este marco narrativo implica que un protagonista sea llamado a la aventura, enfrente obstáculos, sea transformado por nuevas experiencias y relaciones y, en última instancia, retribuya a su comunidad. Cuando se ve desde esta lente, lo que comienza como un giro devastador de los acontecimientos podría terminar siendo el llamado a la aventura que pone en marcha un nuevo viaje.

La vida que planeamos pudo haber sido grandiosa, pero no era garantía de felicidad. Incluso las personas que obtienen todo lo que quieren no son inmunes a la decepción y el arrepentimiento. Lo que una vida inesperada carece de previsibilidad o facilidad puede compensar en posibilidades, incluida la posibilidad de que, contra viento y marea, de una manera que nunca podríamos haber previsto, termine siendo la vida que queríamos.