El arte de la tensión interna

Source: obra de arte original de Ralph Verano usada con permiso

“Simplemente tomé la energía necesaria para hacer pucheros y escribí algo de blues”. — Duke Ellington

Los psicólogos han vinculado habitualmente la creatividad con el estrés y la lista de personas cuyas vidas estuvieron llenas de desafíos incluye a Vincent Van Gogh, Issac Newton, Virginia Woolf, Sylvia Plath y Beethoven. Mientras continúa el debate sobre si estos genios crearon debido a su tensión interna o a pesar de ella, lo que es seguro es que el resto de nosotros podemos cambiar las cosas incorporando creatividad a la forma en que manejamos el estrés. Al convertirnos en artistas cuya musa no es otra que las frustraciones, preocupaciones y ansiedades de la vida, podemos crear obras maestras de vidas llenas de paz o simplemente garabatos sobre cómo no reaccionar exageradamente ante las dificultades de la vida.

Pienso en el estrés como la tensión que surge de una desalineación entre nuestras expectativas y experiencias. Eckhard Tolle lo expresó de manera más simple: “El estrés es tener esto pero querer aquello”.

A menudo es difícil sugerirle a las personas que son quienes están creando su tensión interna, pero con solo unos pocos ejemplos, la mayoría tendrá el momento “ajá” de darse cuenta de que son sus interpretaciones de los acontecimientos en sus vidas las que les dan vida. Cuando se elimina el factor de culpabilidad demostrando que, en la mayoría de los casos, esta respuesta fue reflexiva y habitual, asumir la responsabilidad permite nuevos métodos creativos para hacer frente a lo que algunos llaman “el asesino silencioso”.

El enfoque tradicional para el manejo del estrés que fomenta un sueño de calidad, una alimentación saludable, el ejercicio y la relajación hace que la mayoría de los pacientes con los que trabajo sientan que están fracasando en sus esfuerzos por sentirse mejor. Señalan que es el propio estrés que están experimentando lo que hace que los elementos de esa lista parezcan más una lista de deseos que una receta para una vida más relajada.

He aprendido que fomentar una visión artística de cómo uno experimenta y expresa los factores estresantes de la vida se conecta con un deseo profundamente innato de realizar esfuerzos imaginativos: dar un paso atrás y decir con orgullo: “Mira lo que he hecho”.

Thoreau escribió: “Afectar la calidad del día, esa es la más alta de las artes”. En este sentido, todo el mundo está comprometido en una empresa artística, aunque la “calidad” de ese expresionismo esté teñida de pensamientos y emociones problemáticas. El estrés es un cuadro que se pinta a sí mismo en ausencia de nuestra presencia consciente. No es de extrañar que muchos pacientes me miren con curiosidad y me pregunten: ¿quién hizo esto?

En su libro, The Artist's Way, Julia Cameron afirma: “La creatividad requiere actividad... y la mayoría de nosotros odiamos hacer algo cuando en cambio podemos obsesionarnos con otra cosa”. Esta idea de obsesionarme con hacer demasiado se me ocurrió cuando me dirigía a una capacitación sobre manejo del estrés. Me preguntaba por qué los adultos inteligentes continuarían ahogándose en sus preocupaciones en lugar de hacer algo al respecto. Se me ocurrió, y luego compartí mi epifanía con el grupo que lideraba, que se debe a que muchas personas piensan que “estresarse” es controlar su estrés.

Para dirigir a los pacientes nuevamente hacia el modo “hacer”, ofrezco estos consejos para liberar al artista que llevan dentro:

1. Añade algo de color. Con demasiada frecuencia, cuando estamos estresados, el mundo aparece sólo en blanco y negro. Uno está arriba o abajo, feliz o triste. Las imágenes que estos pacientes pintan de sus situaciones actuales son oscuras y pesadas. Utilizando la herramienta terapéutica de desafiar las creencias irracionales, los clientes pueden recurrir a la caja de emociones, pensamientos y comportamientos de Crayola para desafiar la noción de que la vida es simplemente tonos aburridos de gris.
2. Cambia de medio. Muchas personas con las que trabajo sólo son capaces de enumerar cuatro o cinco habilidades de afrontamiento, y al menos dos de ellas ya no funcionan. Yo contrarresto esto entregándoles la “Lista de eventos agradables”, creada por Marsha Linehan, que incluye 225 actividades que uno puede realizar para regularse emocionalmente, y pidiéndoles que elijan al menos tres para ampliar su paleta.
3. Ignora a los críticos. Las opiniones de los demás a menudo desalientan a las personas de emprender nuevos esfuerzos, algunos de los cuales utilizan la crítica como su propia habilidad para afrontar la situación. Artistas de todo el espectro creativo han enfrentado críticas por sus obras. Georgia O'Keefe escribió: “Ya lo he resuelto por mí misma, así que los halagos y las críticas van por el mismo desagüe y soy bastante libre”.
4. Vuélvete surreal. El surrealismo busca desafiar la realidad y no hay mejor técnica para combatir el estrés que enfrentarse al pensamiento convencional. Liberarse de viejas ideas da paso a lo que la psicóloga Kelly McGonical llama “las ventajas del estrés”.
5. Replantéalo. Muchas personas se encierran asumiendo que sus capacidades para hacer frente a las tensiones de la vida moderna son limitadas. Tienen límites firmes con respecto a lo que es aceptable y cualquier cosa fuera de esos límites genera estrés. Muchas personas adoptan un enfoque de pintar por números que los encierra y sofoca la creatividad. Reencuadrar, en el sentido artístico, es trabajar más allá de estas limitaciones: experimentar la verdadera libertad. Reenmarcar psicológicamente es simplemente ver las cosas de una manera nueva: darle la vuelta a lo negativo para encontrar su opuesto en el optimismo.

La belleza del arte de la tensión interior es que uno no necesita ser Mozart, Picasso o Hemingway para beneficiarse de redirigir su energía reactiva hacia un proceso creativo.